Lo realmente importante es diferenciar cuándo puedes escuchar música al trabajar o estudiar, y en qué ocasiones la música entorpece por completo el desarrollo de tus tareas.
Por ejemplo, para trabajos mecánicos que no necesiten de gran concentración ni comprensión, la música puede ser muy útil para crear un ambiente motivacional. En el caso de tareas que requieran mayor atención, como leer, comprender o analizar grandes cantidades de datos, será mejor prescindir de ella.
¿Y para estudiar? La base es la misma que al escuchar música en el trabajo: a la hora de comprender, memorizar, analizar, se debe alcanzar la máxima concentración sin música. Por otro lado, para labores más repetitivas, la música puede ser un gran acompañante.