Uno de los puntos más importantes en el estilo nórdico es el predominio de los tonos claros. Con ello, se dota de una mayor claridad a los espacios y además, visualmente aporta amplitud al espacio. Por ello, el primer paso que debes dar para adoptar el estilo nórdico en tu home office es pintar las paredes de blanco o beige.
Como contraste al blanco se emplean materias primas naturales: en este sentido, el material más utilizado es la madera. Cualquier espacio de estilo nórdico debe contar con muebles y detalles en madera de pino, roble o haya: un guiño a las acogedoras y cálidas casas de las montañas escandinavas.
La luz es la protagonista en este estilo. Un despacho con decoración nórdica debe orientarse correctamente, de forma que se disfruten los múltiples beneficios de la luz natural: fomento de la creatividad, disminución de la sensación de cansancio, ayuda a conciliar el sueño e influye positivamente en nuestro estado de ánimo, entre otros. Con el evidente protagonismo de la luz que entra por las ventanas, también se debe configurar correctamente la iluminación artificial: te recomendamos optar por una luz indirecta, con puntos de apoyo en el escritorio para evitar la fatiga visual.
Por último, con la intención de crear un espacio agradable, el estilo nórdico le da importancia a los accesorios. Elementos como plantas, cojines o alfombras no deben faltar en tu despacho.